Trabajaba en un bar playero que no estaba en la playa, con gente que vivía en distintas partes del mundo. Dos de las personas más calmas que conocía y que no hablaban el mismo idioma discutían fervientemente. Salí a tomar aire a la plazoleta que estaba frente al bar, era una noche calurosa en un país donde no las había, y ahí, sentado en el cordón de la vereda estaba un viejo amigo de un país lejano, mi país.
En mi sorpresa no corrí a abrazarlo ni a darle la bienvenida. Ni siquiera me acerqué a darle un beso. No pasaba de mi incredulidad: 'Qué haces acá?!' fueron las primeras palabras que logré articular. Me explicó que le había ganado un juicio al estado por algo que no entendí bien y se había tomado el primer avión; lo sentí perdido.
La discusión dentro del bar estaba en su punto cumbre, se escuchaban los gritos desde afuera, la gente volteaba sus cabezas con curiosidad. Entré e intenté calmar los animos. Cuando volví a salir, no estaba más. Fuí hasta la plazoleta buscándolo. En el mismo instante que me dí cuenta que realmente se había ido, ví por el rabillo del ojo un leopardo agazapado. Lentamente volteé para volver a la seguridad del bar, pero dos leones intercedían mi paso.
En ese momento todas las personas que paseaban tranquilamente se dieron cuenta de la presencia de estos animales y empezaron a correr despavoridamente. Perdí la calma por un instante, corrí en dirección contraria a los felinos que habían comenzado a atacar a los transeúntes, solo para toparme con una estampida de elefantes y rinocerontes que venían del lado contrario. Los animales se habían escapado de un circo que estaba a un par de cuadras.
Volví a mi misma, paré de correr, me hice a un costado y empezé a volver hacia el bar caminando; con la cantidad de gente que había, tenía que tener muy mala suerte para que me pisen o ataquen a mí. Cuando llegué a la plazoleta, los felinos estaban rodeados por la policía quienes les habían disparado tranquilizantes. La muchedumbre curiosa buscaba ver y acercarse a los animales, ahora inofensivos.
Entré a mi casa agitada, quería contarle a mi compañero de piso lo sucedido.
En tanto que discutía los hechos del día con él, se asomó una amiga en ropa interior y me preguntó algo irrelevante que ni escuché ni recuerdo por no poder creer lo que veían mis ojos. Su cuerpo no era el de una mujer sino que el de un hombre por demas peludo y mal nutrido. Una imagen barata, gastada y grosera que desencajaba con absolutamente todo lo anterior. Cuando se fué, miré perpleja a mi amigo, vi su rostro pálido, incrédulo, ambos queríamos gritarlo, decir 'Viste eso?!?'
Raf (Desde cuándo el castellano tiene tantos acentos!?! - Psychologist wanabes, feast yourselves).
estas muy creativa! felicitaciones
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